miércoles, 12 de octubre de 2011

Escudos romanos

Escudo viene del latín scutum, que a su vez procede de la raíz skei- (cortar, rajar), con vocalismo skoit- (tabla cortada). Mismo origen tienen el francés écu y y el inglés shield. Hoy día llamamos escudo a cualquier parapeto empleado con una mano para cubrirse el cuerpo ante las armas enemigas. Para los antiguos no era exactamente así, pues nunca emplearon este término para otro tipo de parapetos fabricados con diferente material de la madera.


Los romanos emplearon el vocablo scutum para los que usaron los celtas y los íberos scutarii. El tureoforo (raíz dhwer- "puerta" y weid- "forma"), era originario de los galos, copiado luego por los ilirios, después por los tracios y finalmente por los griegos. Se fabricaba de madera y era recubierto de cuero. Thureos o Tireos era el vocablo griego para Scutum. Es escudo un vocablo genérico al cual pertenecen distintas variables morfológicas relacionadas con la madera. Abajo thureos.



Entre los escudos usados por los legionarios romanos tenemos uno muy peculiar con forma de concha de tortuga. Era común en los asedios porque su forma abombada permitía guarecerse en su interior a los soldados. Hoy día se llama por toda la comunidad científica scutum a secas, sin caer nadie en la cuenta que scutum  es término genérico y que dicho escudo de tortuga debió tener un nombre específico. Algo así ocurre con el gladio, el casco o la saeta. El no ser capaz de encontrar el nombre histórico específico de un arma, o no ser posible, no debe llevarnos a aceptar como dogma de fe el bautizo de un nombre específico con vocablo genérico. Es de perogrullo. Abajo escudo de tortuga y formación en testudo.




La clave de este escudo se halla en la parma, nombre temido por la comunidad científica debido a su variable morfología y tamaño; aparte que no es fácil de clasificar. La etimología de parma solo lleva en mi modesta opinión a la ciudad de Parma, pues era este arma defensiva oriunda de allí en época etrusca. No era raro en la antiguedad y Edad Media asignar nombres de ciudades a las armas. Somos afortunados por los recientísimos trabajos de Konstantin Nossov en torno a los gladiadores y a la parma. A continuación muestro datos concretos de las parmas históricas.

La pármula (parma pequeña) cuadrada o rectangular del Thraex (tipo de gladidador) era de madera forrada de cuero, pesaba unos 3 kg y medía alrededor de 55X60 ó 40X50 cm. La parma ecuestre (equestrem) usada por los gladiadores eques, era redonda, fabricada cuero grueso comprimido, pesaba 1,9 kg. y medía alrededor de 60 cm. de diámetro (similar a la empleada por la caballería republicana). La pármula de bronce redonda y abombada del Hoplomachus pesaba entre 1,5-2 kg y medía 35-40 cm de diámetro. Los gladiadores thraex eran definidos como "parmularii" mientras que los gladiadores myrmillo  eran "scutarii". Según Polibio los vélites empleaban un escudo redondo abombado de tres pies entre los siglos III-II a.C. Para los autores grecoromanos la parma era escudo habitual de los vélites. En la imagen de abajo vemos un thraex a la derecha con una pármula.



¿Qué tenían en común todas las parmas? Solo una cosa: la forma abombada de todas y cada una de ellas. Volvamos ahora al scutum de forma de tortuga. Este escudo imperial abombado fue empleado entre los siglos II-III d.C (de forma cuasi cuadrangular, siendo la anchura alrededor del 65% de la altura). Su versión reducida fue la pármula, llevada por el gladiador thraex. No hay texto de su época de esplendor que lo denomine, así que tendremos que adelantarnos cuatro siglos para ver que comenta Isidoro (s.VII) sobre la parma:

La parma se conoce también con el nombre de escudo testudo (tortuga), porque es un escudo fabricado a manera de concha de tortuga. También se denomina testudo a la formación compacta, que al unir unos con otros los escudos, da como resultado una especie de caparazón de tortuga. Y es que para designar las diferentes clases de armas, los soldados utilizan nombres de animales. Ya hemos visto el caso del ariete o carnero.

Se ve claro que Isidoro hace mención a al scutum de marras, probablemente la última parma que se empleó en la historia. Así creo que en realidad el nombre que los romanos usaron pudo ser parma o escudo testudo.


Otra arma defensiva nombrada era el clypeus (clípeo), del cual sabemos muy poco. Según Tito Livio:

Algunos escritores afirman que el clípeo no era un arma de combate, sino un escudo votivo o consagrado a los dioses. Es el escudo que primeramente se sirvieron los romanos.

El término latino clípeo es usado a menudo por los historiadores para describir un escudo oval y plano llevado por los auxiliares romanos. Sin embargo, esto no es apropiado pues no hay nombre específico para este tipo de escudo en los textos históricos. Los romanos en la práctica aplicaron el nombre "clípeo" a aquellos circulares grandes como los transportados por los antiguos griegos, que hoy llaman los expertos aspis

Los francos distingúian entre el clypeus y el scuto. Los que usaban los primeros francos eran redondos y cóncavos fabricados con madera de 0,8 m de diámetro, protegiendo del cuello a los muslos. Los clípeos merovingios del siglo VIII eran redondos u ovales, fabricados de madera y medían 52-70 cm de radio. En ocasiones, la parte exterior del umbo del clípeo tenía una punta que servía para atacar o desviar los golpes. Abajo vista de perfil de un clípeo.



El aspis hoplita era parte de la identidad del combatiente. No es extraño pues que figuren entre las armas que más a menudo aparecen depositadas en santuarios griegos, bien como ofrendas, bien como orgullosos simbolos de victoria, caso del escudo espartano tomado en 425 a.C. en la batalla de Esfactería, y que durante siglos adornó, para orgullo de sus habitantes, la Stoa del ágora de Atenas. El aspis hoplita era abombado y pesaba entre 6,5-8 kg., con un diámetro de 90-110 cm. Es importante señalar que aspis era un término griego genérico que designaba a los escudos grandes abombados, entre éstos se hallaba el "ancile". Abajo aspis hoplita.



El ancile tenía forma ovalada (con forma de 8 de la victoria) y abombado. Según Homero el ancile estaba formado por varias capas de piel. Era común en el arte micénico. Constaba de un armazón de mimbre sobre el que se disponían varias capas de cuero crudo con rebordes de bronce. Protegía todo el cuerpo y era muy pesado, por lo que tenía un asa central para manejarlo y una correa para sostenerlo del cuello. Al parecer también se empleó en época prerromana en Italia. Quizá la parte cóncava sirviera para apoyar la lanza. Según Varro e Isidoro deriva de "incisión" porque está recortada sin presentar ángulos. Es ésta última la etimología más probable. Abajo ancile.



Este tipo de parapetos abombados se conocían con anterioridad a los antiguos griegos. Los asirios conocían este tipo de defensas como muestran multitud de relieves. Su forma cóncava debió ser bastante práctica para rechazar y desviar proyectiles desde diferentes ángulos, no solamente desde el frente. Abajo soldado asirio (copyright Osprey publishing)



5 comentarios:

Amo del castillo dijo...

Pero, ¿no era el hoplón el escudo del hoplita, de donde éste tomaba el nombre???

El Tormenta dijo...

Eso se ha creído hasta fechas recientes. La palabra "hoplón" se refiere a armas en general, el término real empleado en los textos históricos para esta clase de arma defensiva era "aspis".

Por desgracia aún existe esta antigua creencia en la red de redes. Ningún investigador serio (sin comillas) de hoy día emplea "hoplón" en lugar de "aspis".

Como puedes ver hay que tener MUCHO cuidado con el 90% (siendo generosos) de lo que hay publicado en internet con respecto a nuestra temática favorita.

Saludos

Amo del castillo dijo...

En Internet y en todas partes, porque el término hoplón, aplicado exclusivamente al escudo, aparece en mogollón de monografías. Hay que reinvertar el vocabulario, me temo...

El Tormenta dijo...

El problema que yo veo es que faltan investigadores de raza. La mayoría de lo que hay publicado hoy día se basa en otros autores modernos de "prestigio". No hay cultura de voy a ver si es cierto esto o aquello. Esa falta de iniciativa convierte a muchos investigadores en simples reporteros de rumores no contrastados.

En los libros hay también mucha morralla, pero nunca alcanza el nivel crítico de bazofia de internet. Las monografías que indicas tienen un pase si son libros relativamente antiguos pues hasta hace poco no se conocía esta certeza del hoplón, pero si son recientes la cosa es de juzgado de guardia.

En eso estamos, reinventando el lenguaje, je, je. Al ser las armas antiguas uno de nuestros hobby favoritos, merece la pena. Yo no me voy a rendir porque no gano nada con esto ni tengo "prestigio" que defender.

Amo del castillo dijo...

Mucho refrito es lo que hay, pozi...